Un cóctel de dopamina

Marta Calull Blanch
Investigadora del Departamento de Química Analítica y Química Orgánica
marta.calull(ELIMINAR)@urv.cat
Nuestro cerebro es el elemento clave que nos convierte en humanos. Un gran entramado de conexiones nos permite realizar desde la acción más simple, como andar, hasta la más compleja, como imaginar.
Para llevar a cabo estas comunicaciones neuronales que permiten realizar todo tipo de funciones, nuestro sistema nervioso utiliza unas moléculas llamadas «neurotransmisores». Hay muchos tipos, y uno de los más importantes es la dopamina, que es la sustancia asociada a la producción de placer y a la felicidad. Es el neurotransmisor más utilizado por el cerebro, y tanto el exceso como la ausencia se asocian a enfermedades mentales y neurológicas.
Todos necesitamos un nivel adecuado de dopamina, pero no solo eso, necesitamos también que se reparta de manera adecuada al cerebro para poder llevar a cabo muchas funciones: nos impulsa a ser competitivos, a crear un sentido de defensa ante algún peligro y a motivarnos para alcanzar algún objetivo personal. Influye en nuestro estado de ánimo, en nuestro comportamiento y es esencial para regular el metabolismo. Se considera el neurotransmisor del place y es clave para promover los procesos de seducción, la sexualidad y el deseo.
Hay otras funciones principales en las que la dopamina es el factor principal:
- Satisfacción personal: se ha descubierto en diferentes estudios que una persona que se siente satisfecha con su vida y mantiene un nivel elevado de autoestima tiene mayor cantidad de receptor D2 de dopamina en el cerebro.
- Emociones fuertes: la neurociencia ha detectado que una persona con mayor dopamina en ciertas regiones cerebrales hace que sea más propensa a decidir arriesgarse o disfrutar de emociones fuertes, por ejemplo, practicar deportes extremos.
- Sobrepeso y obesidad: no todas las personas tienen la misma sensación de placer al comer chocolate. Las personas con tendencia al sobrepeso tienen menos receptores de dopamina en el sistema nervioso y, por tanto, necesitan comer más chocolate para llegar a sentir un grado de satisfacción similar a otras personas que tienen mayor nivel de dopamina en el cerebro.
- Consumo de drogas: puesto que la dopamina está relacionada con el placer o la satisfacción, una adicción a las drogas puede representar un nivel bajo de dopamina. Al consumirlo, esta droga se adhiere a la proteína transportadora de la dopamina y bloquea el proceso normal de reciclaje. Como resultado, se ven exagerados los efectos placenteros de la cocaína.
- Creatividad: las personas más creativas tienen menos cantidad de receptores D2 de dopamina en el tálamo. Esta parte del encéfalo tiene como objetivo principal filtrar los estímulos que recibe la corteza del cerebro. Esto facilita las conexiones neuronales que nos ayudan a asociar conceptos de una forma más eficaz, de modo que mejora la creatividad.
- Regulación de la memoria: la dopamina se encarga de regular la duración de la información o, mejor dicho, de los recuerdos. Cuando aprendemos algo que nos satisface o nos da placer, la dopamina activa el hipocampo para que retenga esta información; en caso contrario, cuando el recuerdo no es favorable, la dopamina no activa el hipocampo y el recuerdo no se almacena.
- Niveles de motivación: el vínculo entre la dopamina y la motivación se ha demostrado en personas que deben conseguir unos objetivos muy exigentes, puesto que tenían más dopamina en el cerebro.
- La personalidad del individuo: la dopamina podría ser uno de los factores a tener en cuenta para saber si una persona es más introvertida o extrovertida, cobarde o valiente, segura o insegura.
Además, cuando estamos enamorados, experimentamos emociones satisfactorias y placenteras. En el proceso químico que se produce, el amor comporta la liberación de dopamina, serotonina y oxitocina.
Los niveles bajos de dopamina también se asocian con problemas de socialización y los niveles altos, con hiperactividad, hipersexualidad, hipersocialización.
Cuando la dopamina es anormalmente alta, se asocia con psicosis y esquizofrenia. Drogas como la anfetamina y la cocaína, que son conocidas porque hacen incrementar de forma importante los niveles de dopamina, pueden llegar a causar psicosis. Por este motivo, la mayoría de fármacos modernos antipsicóticos están diseñados para bloquear la función de la dopamina en distintos grados.
También existen trastornos relacionados con la mala distribución de la dopamina, como la enfermedad de Parkinson o el TDHA (trastorno por déficit de atención e hiperactividad).