Universitat Rovira i Virgili

Los agujeros de las raquetas de pádel no tienen un efecto relevante, desde el punto de vista de la aerodinámica

Es la conclusión del trabajo de Francisco Huera-Huarte, investigador de la URV, que acaba de publicar a la revista científica Journal of Sports Engineering and Technology.

La situación y el número de los agujeros a las raquetas de pádel sirve de muy poco. Se la conclusión del trabajo que Francisco Huera-Huarte, investigador del Laboratorio de Interacción Fluido-Estructura (http://www.etseq.urv.es/life/), del Departamento de Ingeniería Mecánica de la URV, acaba de publicar a la revista científica Journal of Sports Engineering and Technology que analiza la función del que los fabricantes de raquetas de pádel denominan "agujeros aerodinámicos".

El resultado del trabajo es el siguiente: desde el punto de vista estrictamente aerodinámico, el efecto de los agujeros en las fuerzas de arrastre a la raqueta son negligibles. Las únicas combinaciones de agujeros que disminuyen el arrastre son aquellas en que los agujeros se distribuyen por la parte externa de la raqueta.

El investigador quería saber si los agujeros de las raquetas tenían sentido aerodinámico o no. Por eso construyó una raqueta a escala, que fue probando con diferentes distribuciones de agujeros en un canal hidrodinámico; de este modo pudo analizar el flujo de agua alrededor de la raqueta y las fuerzas fluidodinámicas que se producían.

El resultado es que, desde el punto de vista de la aerodinámica, los agujeros no tienen un efecto relevante en la raqueta y, en caso de que se quieran poner, hay que distribuirlos a la zona externa y no en la zona central, que es donde se suelen situar. Cuando los agujeros se disponen en la zona externa, los rayos que se producen interaccionan con la estrella que genera la raqueta cuando se golpea y hace que las fuerzas aerodinámicas sean menores. El hecho de tenerlos en la parte central provoca que no mejore la aerodinámica, al contrario. Y si, además de la aerodinámica se analiza la rigidez o durabilidad de la raqueta, el peor es tenerlos al centro.

En este trabajo, se ha utilizado un modelo de raqueta genérico para analizar el efecto de los agujeros en las fuerzas de arrastre y como estas fuerzas están relacionadas con la estrella generada durante el movimiento. Según el investigador, "el jugador difícilmente notará ninguna diferencia con agujeros o sin estos". Con los agujeros a la parte externa de la raqueta, esta tiene menos resistencia aerodinámica y más estabilidad, y una raqueta libre de agujeros en la parte central puede durar más. El estudio no se ha hecho por el encargo de ninguna empresa, a pesar de que ya hay algún fabricante que se ha interesado por los resultados del trabajo.

Velocimetria por imagen de partícula

Este es uno de los experimentos recientes que se ha llevado a cabo en el canal hidrodinámico de la URV. El estudio se ha hecho en un canal agua para mantener el parecido dinámico y estar más cerca de la situación real. Para hacerlo, han situado la raqueta dentro del canal de agua con una serie de sensores para medir las cargas hidrodinámicas. Una vez dentro del agua, se han medido las fuerzas de arrastre,  sustentación, etc. Para hacer el estudio, un láser de alta intensidad genera un haz de luz aguas abajo del objeto a estudiar, en este caso, el modelo de una raqueta. Al mismo tiempo que el láser genera un polo de luz, se hacen fotografías, y cómo que en el agua hay partículas que reflejan luz, con estas imágenes se puede analizar cómo se mueve el agua alrededor de la raqueta. Esta técnica se denomina velocimetría por imagen de partículas digital (DPIV), y sirve para estudiar la dinámica del flujo en relación al objeto estudiado.

Una herramienta singular

Este canal hidrodinámico es uno de los pocos que hay en el Estado español y ha sido financiado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología. Fue diseñado por el mismo investigador, después de pasar unos años como investigador postdoctoral al Instituto Tecnológico de California, donde había un canal similar. En la URV se puso en funcionamiento a finales de 2012, después de más de dos años de diseño y construcción. Desde entonces hasta ahora, además de este trabajo, se han llevado a cabo proyectos de investigación básica y de transferencia a empresas, en los sectores de la automoción y las energías renovables y la ingeniería oceánica, puesto que puede generar oleadas en superficie libre y permite experimentar con corriente y oleadas. El canal es una infraestructura del Departamento de Ingeniería Mecánica de la URV para estudios en el ámbito de la mecánica de fluidos y la interacción fluido-estructura.

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